lunes, 30 de julio de 2018

Fes­ti­va­les de mú­si­ca ca­tó­li­ca con­tem­po­rá­nea


Iglesia en Aragón recoge en su número del 29 de julio de 2018 el siguiente artículo de Antonio J. Estevan sobre los festivales de música católica contemporánea.

El ve­rano es tiem­po de fes­ti­va­les, los hay a lo lar­go de la geo­gra­fía es­pa­ño­la con di­ver­sos con­te­ni­dos, es­pe­cial­men­te mú­si­ca. Pero ¿qué pasa con la mú­si­ca ca­tó­li­ca con­tem­po­rá­nea? ¿Hay fes­ti­va­les de este tipo en Es­pa­ña? El verano es tiempo de festivales, los hay a lo largo de la geografía española con diversos contenidos, especialmente música. Pero ¿qué pasa con la música católica contemporánea? ¿Hay festivales de este tipo en España? Nuestro país no ha sido muy proclive a estos encuentros, frente a lo ocurrido en Francia o Reino Unido y a años luz de distintos lugares de América, muy especialmente en Brasil, donde se multiplican los festivales con miles de asistentes. Durante años el espacio […] Nues­tro país no ha sido muy pro­cli­ve a es­tos en­cuen­tros, fren­te a lo ocu­rri­do en Fran­cia o Reino Uni­do y a años luz de dis­tin­tos lu­ga­res de Amé­ri­ca, muy es­pe­cial­men­te en Bra­sil, don­de se mul­ti­pli­can los fes­ti­va­les con mi­les de asis­ten­tes.

Du­ran­te años el es­pa­cio fue ocu­pa­do por el Mul­ti­fes­ti­val Da­vid (To­le­do, 1986 – Bur­gos, 2016), aun­que en su úl­ti­ma dé­ca­da ha­bía per­di­do mu­cho vi­gor. Al­gu­nos en­cuen­tros de ve­rano tie­nen, en­tre sus ac­ti­vi­da­des, mú­si­ca y con­cier­tos, aun­que no po­da­mos ha­blar pro­pia­men­te de fes­ti­va­les. Es el caso de la Asam­blea Na­cio­nal de la Re­no­va­ción Ca­ris­má­ti­ca (Al­co­ben­das, 6-8 de ju­lio), Su­mér­ge­te de Alp­ha Es­pa­ña (Cas­te­llón

Men­ción apar­te me­re­ce el Fes­ti­val Anun­cio, con 10 años de an­da­du­ra en Fran­cia y que lle­gó a Es­pa­ña con la JMJ de Ma­drid. Del 2 al 12 agos­to, tie­ne tres días de for­ma­ción en la Cos­ta Azul fran­ce­sa, para con­ti­nuar con 5 días de mi­sión. En Es­pa­ña será en un pue­blo de Ge­ro­na. Los dos úl­ti­mos días to­dos vol­ve­rán a Fran­cia, para com­par­tir con los de­más mi­sio­ne­ros y te­ner un fes­ti­val, por la no­che en la pla­ya, y una misa de ac­ción de gra­cias.

Otro fes­ti­val en Fran­cia, muy re­la­cio­na­do con nues­tro país, es  Wel­co­me to Pa­ra­di­se, or­ga­ni­za­do por la Co­mu­ni­dad Che­min Neuf, que en Es­pa­ña está pre­sen­te en la Car­tu­ja Aula Dei, en Za­ra­go­za. Una se­ma­na para jó­ve­nes de todo el mun­do en­tre la­gos y mon­ta­ñas. For­ma­ción, de­por­tes, ora­ción, ce­le­bra­ción y tam­bién mu­cha mú­si­ca. Este año tie­ne lu­gar del 5 al 12 de agos­to en la aba­día cis­ter­cien­se de Hau­te­com­be, en Saint-Pie­rre-de-Cur­ti­lle (Saboya)
 
En Por­tu­gal, du­ran­te va­rios años ha te­ni­do lu­gar el Fes­ti­val Jota, con am­plia pre­sen­cia de mú­si­cos es­pa­ño­les; pero des­de el año pa­sa­do ha de­ja­do de ce­le­brar­se. El Fes­ti­val Id y Pro­cla­mad es una ini­cia­ti­va sur­gi­da en Es­pa­ña (Mon­ti­lla, 2009) y que este año ha lle­ga­do a su 10ª edi­ción, tres de las cua­les se han ce­le­bra­do en Za­ra­go­za. El en­cuen­tro com­bi­na for­ma­ción y ca­pa­ci­ta­ción para la evan­ge­li­za­ción, con con­cier­tos de mú­si­ca ca­tó­li­ca con­tem­po­rá­nea y otras ac­ti­vi­da­des evan­ge­li­za­do­ras. Los úl­ti­mos años ha uni­do sus fuer­zas al Fes­ti­val de Ar­tes y Ora­ción, de la Co­mu­ni­dad Cris­to de Be­ta­nia de Por­tu­gal. Ha te­ni­do lu­gar del 20 al 22 de ju­lio, en Fá­ti­ma, con el tema “La ver­dad en la era de la pos­ver­dad”. En­tre los gru­pos mu­si­ca­les es­pa­ño­les des­ta­ca­mos a “Nue­vo Tiem­po” de Ma­drid y “Ma­be­lé” de Jaén. 

Y fi­nal­men­te el Mul­ti­fes­ti­val Lau­da­to Sí, una ini­cia­ti­va sur­gi­da hace tres años, de la co­la­bo­ra­ción del can­tan­te ar­gen­tino, afin­ca­do en Es­pa­ña, Mar­ce­lo Oli­ma y el pá­rro­co de Adra (Al­me­ría), P. An­to­nio Cobo. Des­de el pa­sa­do año, el fes­ti­val dura todo un fin de se­ma­na con pre­sen­cia de ar­tis­tas in­ter­na­cio­na­les. Ten­drá lu­gar del 23 al 26 de agos­to, en Adra (Al­me­ría), con char­las, ta­lle­res para mú­si­cos y evan­ge­li­za­do­res, ora­cio­nes, ce­le­bra­cio­nes y tres gran­des con­cier­tos (uno cada no­che) en las pla­yas. En­tre otros mu­chos ar­tis­tas que es­ta­rán en el Mul­ti­fes­ti­val Lau­da­to Sí, de­be­mos ci­tar a la ar­gen­ti­na At­he­nas, al ve­ne­zo­lano Ger­son Da­niel Pé­rez, al pro­pio Mar­ce­lo Oli­ma y a los es­pa­ño­les Rosa Cruz, Je­sús Ca­be­llo, Nue­vo Tiem­po, Je­sús Iba­ñez y Ma­be­lé. 
(An­to­nio J. Es­te­van – Igle­sia en Ara­gón)

domingo, 29 de julio de 2018

LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES



El hambre de los pobres – Casiano Floristan
Frase evangélica: «Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió»
1. La multiplicación de los panes, mencionada seis veces por los cuatro evangelios (caso único), constituye un signo que se debe interpretar en clave social y eucarística. En primer lugar, Jesús alimenta a una muchedumbre hambrienta. Tan necesario como alimentarse es dar de comer a los demás, sobre todo a los pobres; es un imperativo evangélico. 1) Sin reparto de comida y bebida (signos naturales del trabajo creador del hombre) no hay eucaristía. 2) La eucaristía es ágape fraterno que presencializa la caridad de Cristo, totalmente entregado en persona. Antes de multiplicar el pan, Jesús hace cinco gestos de tradición eucarística, narrados por los sinópticos: toma los panes, alza la mirada al cielo, los bendice, los parte y los reparte.
2. El diálogo del episodio evangélico, precedido de un malentendido, es semejante a los que tuvo Jesús con Nicodemo (nuevo nacimiento), con la samaritana (agua que da vida) y con las hermanas de Lázaro (resurrección de la carne). En este evangelio se observan dos afirmaciones fundamentales: 1) petición de pan por parte del pueblo (los pobres quieren saciarse, y tienen derecho a ello); 2) identificación del pan con la persona de Cristo, en perspectiva sacramental (la eucaristía exige el reparto del pan, porque es comunión -en comunidad- del cuerpo de Cristo).
 3. El gesto cristiano por antonomasia es un banquete compartido; lo peculiar de los creyentes no es, pues, el ayuno, sino la comida con los pobres. Jesús comparó el reino de los cielos a un banquete de bodas en el que la comida es abundante, exquisita y gratis. En la Iglesia primitiva, los cristianos celebraban la eucaristía precedida de una comida. Al desaparecer el ágape natural -en el fondo, porque comprometía demasiado-, se ritualizó la eucaristía. Hay que volver a la doble y única mesa: la del pobre y la del Señor, que son una plasmación del mandamiento de la caridad.