martes, 10 de enero de 2012

Taizé: Encuentro de Berlín

30.000 jóvenes se han reunido en Berlín del 28 de diciembre al 1 de enero para la 34ª etapa de la "peregrinación de confianza" animada por la Comunidad de Taizé. Bien recibida por las iglesias y los habitantes de Berlín, los jóvenes de toda Europa y también de otros continentes han tratado de impulsar una nueva solidaridad. La oración comunitaria, la reflexión y discusión sobre diversos temas espirituales, sociales, artísticos, políticos y económicos han marcado este encuentro que se ha celebrado por primera vez en la capital alemana.




Si quieres saber más sobre la Comunidad de Taizé, los Encuentros de Taizé o la Oración y los Cantos puedes entrar en la web de TAIZÉ  


Al llegar los jóvenes recibieron una carta del hermano Alois, prior de la Comunidad de Taizé, "Hacia una nueva solidaridad": "Si la solidaridad humana es siempre necesaria, hace falta siempre renovarla, rejuvenecerla a través de nuestras expresiones", escribe el hermano Alois en esta carta que se traduce en más de cincuenta idiomas. De cara a las sacudidas  de la economía mundial, a los cambios de equilibrios geopolíticos y al crecimiento de la desigualdades, el prior de Taizé lanza la pregunta: "¿Puede esto ser una razón para interrogarnos más acerca de las opciones que tomamos para nuestra vida?" 
Cada mañana, los jóvenes se reunían en las 160 parroquias de acogida y compartían con los berlineses que los acogen los diferentes temas de la carta de Taizé 2012: confianza entre las personas, confianza en Dios, Cristo de comunión, buscar ser la "sal de la tierra."   En uno de estos talleres organizados dos hermanos de la comunidad hablaron sobre la vida y la visión del hermano Roger, fundador de Taizé (1915-2005). En otro los participantes se reunieron para encontrar a testigos de la época del Muro de Berlín y visitar el lugar con los berlineses. Descubrir un servicio de apoyo a refugiados, visitar el "Museo Bode", escuchar un concierto o intercambiar acerca del lugar de los jóvenes en la sociedad de hoy, han formado parte de las actividades. Las palabras de Dietrich Bonhoeffer (1906-1945): "Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios" fue el tema de uno de los talleres para aquellos que quieren hablar de la fe en un mundo donde Dios aparentemente no tiene ningún papel que jugar.   La tarde del 31 de diciembre hubo reuniones por país o región de origen. Estos encuentros, animados por los hermanos de Taizé, intentan buscar una "peregrinación de confianza" que es posible de vuelta a casa para caminar juntos hacia una nueva solidaridad.

  Una «parábola de comunidad»
Hoy la comunidad de Taizé reúne a unos cien hermanos, católicos y de diversos orígenes protestantes, procedentes de más de treinta naciones. Por su existencia misma, la comunidad es un signo concreto de reconciliación entre cristianos divididos y pueblos separados.


Los hermanos viven de su propio trabajo. No aceptan ningún donativo. Tampoco aceptan para sí mismos sus propias herencias, sino que la comunidad hace donación de ellas a los más pobres.
Algunos hermanos viven en lugares desfavorecidos del mundo para ser allí testigos de paz y para estar al lado de los que sufren, esforzándose en ser una presencia de amor al lado de los más pobres, de los niños de la calle, de los prisioneros, de los moribundos, de aquellos que han sido heridos hasta en lo más profundo por causa de rupturas de afecto o por abandono.
Con el paso de los años, cada vez más jóvenes de todos los continentes han venido a Taizé para participar en los encuentros. También los hombres de Iglesia visitan Taizé. Así, la comunidad recibió al papa Juan Pablo II, a tres arzobispos de Canterbury, a metropolitas ortodoxos, a los catorce obispos luteranos de Suecia y a numerosos pastores del mundo entero.
A partir de 1962, hermanos y jóvenes enviados por Taizé no dejaron de ir y venir a los países de Europa del Este, con la mayor discreción, para visitar a quienes se encontraban acantonados en el interior de sus fronteras.
 
« Pienso que desde mi juventud nunca me ha abandonado la intuición que una vida de comunidad pudiese ser el signo que Dios es amor y solamente amor. Poco a poco surgió en mí la convicción que era esencial crear una comunidad con hombres decididos a dar toda su vida y que buscasen comprenderse y reconciliarse siempre: una comunidad donde la bondad del corazón y la simplicidad estuviesen al centro de todo. »    (Hermano Roger, Dios sólo puede amar)
El hermano Roger, fundador de la Comunidad de Taizé,  murió el 16 de agosto de 2005, a la edad de 90 años, asesinado durante la oración del atardecer. El hermano Alois, a quien él había escogido como sucesor desde hacía muchos años, es ahora el prior de la comunidad.

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