sábado, 30 de abril de 2016

"La paz os dejo, mi paz os doy" (Juan 14,23-29) Pascua Domingo 6º


Frase evangélica: «El que me ama guardará mi palabra»
1. El capítulo 14 de san Juan termina con una despedida, después de expresar tres modos de presencia divina: la donación del Espíritu (vv. 16-17), la vuelta invisible de Jesús (vv. 18-20) y la venida del Padre y del Hijo (vv. 22-24). Por el contrario, los discípulos, educados en las visiones proféticas del Antiguo Testamento y en descripciones apocalípticas, sueñan con una teofanía fantástica. Sin embargo, la presencia de Dios entre nosotros nunca se realiza con alardes de poder, sino que está en relación directa con la guarda y el cumplimiento, por la caridad, de la palabra de Jesús, que es la Palabra de Dios.
 2. Dios hace morada en nosotros en virtud de una doble exigencia: guardar su palabra y amarle de verdad. La venida del Espíritu, de Jesús y del Padre está en función de la práctica del amor. Dios se hace presente en cada uno y en medio de su reino La morada de Dios se da en la persona y en la comunidad, ya que el ser humano es sagrado. Por el contrario, Dios se aleja cuando hay desamor o injusticia. El Dios cristiano es un Dios que está con nosotros de una doble manera: amando a nuestro prójimo desvalido y reuniéndonos en el nombre del Señor. Nosotros, sin embargo, nos empeñamos en encontrar a Dios desde nuestras necesidades; por eso exigimos «milagros».
3. El término «Paráclito», propio de san Juan, equivale a defensor, protector, intercesor; puede traducirse por «abogado». El Paráclito tiene varias funciones: enseñar y recordar todo lo dicho por Jesús, ser testigo de Dios frente al mundo y acusar el sistema diabólico de su pecado. Por último, en varias ocasiones Cristo saluda o se despide con la paz de Dios, no «como la da el mundo». El deseo de paz -don precioso de Dios y logro apreciado del esfuerzo humano- era saludo habitual al llegar y al despedirse. Así lo hace Jesús, que se hace presente en la fe y permanece en la caridad.
FUENTE: Casiano Floristan

domingo, 17 de abril de 2016

El Señor es mi pastor (Salmo 22) NICO MONTERO


El Señor es mi pastor (eso es relación)
nada me falta; (eso es suministro)
en verdes praderas me hace recostar (eso es descanso)
Me conduce hacia fuentes tranquilas (eso es recreo)
y repara mis fuerzas (eso es recuperación)
Me guía por el sendero justo (eso es orientación)
por el honor de su nombre (eso es propósito)
Aunque camine por cañadas oscuras (eso es prueba)
nada temo, (eso es protección)
porque tú vas conmigo (eso es fidelidad)
tu vara y tu cayado me sosiegan (eso es disciplina)
Preparas una mesa ante mí 
enfrente de mis enemigos (eso es esperanza)
Me unges la cabeza con perfume (eso es consagración)
y mi copa rebosa (eso es abundancia)
Tu bondad y tu misericordia me acompañan,
todos los días de mi vida (eso es bendición)
y habitaré en la casa del Señor (eso es seguridad)
por años sin término. (eso es eternidad).

sábado, 9 de abril de 2016

Pascua Domingo III: "Echad la red" y "Vamos, almorzad".

Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron: «No.» Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.» Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien 
metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.» Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.» Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Él le dice: «Pastorea mis ovejas.» Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»  
Juan 21,1-19
El Resucitado es el mismo Jesús el galileo con el que convivieron. No es un fantasma que "se aparece" sino el maestro quien se "manifiesta" para fortalecer su fe. Y ese Jesús que se manifiesta da la opción a Pedro de repetir por tres veces su amor al que negó por tres veces. A pesar del amor expresado a Juan repetidamente confirma a Pedro su liderazgo. Su pecado no elimina la confianza en él. Es en el lago donde los llamó donde Jesús se despide. En Galilea comienza la fe en el Jesús que vive. En Jerusalén, lo mataron. En aquel lago, Pedro aprende que liderar es cuestión de amor; un liderazgo para pastorear.

domingo, 3 de abril de 2016

Resurrexit Sicut Dixit



Los  responsables del Musical «Sicut Dixit -tras la muerte... la vida» presentan de una manera original y viva los últimos días de Jesucristo, desde su entrada triunfal en Jerusalén, hasta la mañana de la Pascua. Tras su ejecución y muerte, pasados tres días, Jesucristo resucitó según dijo (sicut dixit). «Anunciar esta Noticia es lo que nos mueve», comentan los organizadores, «por eso, “Sicut dixit”, bien puede ser calificado como el musical de la Resurrección». En esta obra participan 50 actores y 25 bailarines, que representan 12 temas musicales que se van entrelazando con el canto, el baile y la interpretación en medio de un ritmo trepidante. La coreógrafa Alejandra Miñón y el director José Fernando Manrique logran una puesta en escena realmente espectacular, llena de simbolismo y belleza visual. Y es que un acontecimiento como la Resurrección es difícil de expresar con palabras.