lunes, 27 de marzo de 2017

Encuentro del Papa con los jóvenes en el Estado de San Siro (Milan)



La visita este sábado del Papa Francisco a la ciudad de Milán ha estado marcada por una agenda apretada, que ha incluido una misa multitudinaria -una nueva prueba de su popularidad-, una visita a las zonas periféricas y más desfavorecidas de la ciudad y un almuerzo con presos en la cárcel de San Vittore. Francisco ha aprovechado la visita para lanzar nuevos mensajes: ha hablado de la necesidad de “restaurar” la Iglesia y pidió mayor atención para los jóvenes, de lo que alertó del peligro de estar expuestos al “zapping continuo”. El Papa Francisco llegó a primer hora de la mañana a Milán y su primer punto de la agenda fue dirigirse a las llamadas Casas Blancas, un barrio popular de la ciudad del norte de Italia con problemas de marginación.
Un baño de multitudes ha recibido al Santo Padre en Monza, cerca de Milán. La misa multitudinaria, con más de 700.000 fieles, según los datos de la organización, demuestra una vez el potente tirón popular de Bergoglio. En su homilía, el papa Francisco ha denunciado un mundo en el que “se especula sobre los pobres y los inmigrantes”, “sobre los jóvenes y su futuro”.

El Papa concluyó la jornada en la capital de Lombardía con un encuentro con jóvenes en el estadio de fútbol de San Siro.
Fuente: La Vanguardia

domingo, 26 de marzo de 2017

El ciego de nacimiento: IV Domingo de Cuaresma

En estos domingos de Cuaresma, la liturgia nos ofrece a través del evangelio de san Juan un verdadero itinerario bautismal: el domingo pasado, Jesús prometió a la Samaritana el don del «agua viva»; hoy, curando al ciego de nacimiento, se revela como «la luz del mundo»; dentro de una semana, resucitando a su amigo Lázaro, se presentará como «la resurrección y la vida».


¡Agua, luz, vida! Tres símbolos del bautismo, sacramento que «sumerge» a los creyentes en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, liberándolos de la esclavitud del pecado y dándoles la vida eterna. Detengámonos brevemente en el ciego (cf. Jn 9, 1-41). Los discípulos, según la mentalidad del tiempo, dan por descontado que su ceguera es consecuencia de un pecado suyo o de sus padres. Jesús, por el contrario, rechaza este prejuicio y afirma: «Ni este pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios» (Jn 9, 3). Ante el hombre marcado por su limitación y por el sufrimiento, Jesús no piensa en posibles culpas, sino en la voluntad de Dios que ha creado al hombre para la vida, para ser feliz y para alabanza de su gloria. Así que pasa inmediatamente a la acción: con un poco de tierra y de saliva hace barro y lo unta en los ojos del ciego. Este gesto alude a la creación del hombre, que la Biblia narra con el símbolo de la tierra modelada y animada por el soplo de Dios (cf. Gn 2, 7). De hecho, «Adán» significa «suelo», y el cuerpo humano está efectivamente compuesto por elementos de la tierra. El problema surge acto seguido: Esa curación suscita un encendido debate, porque Jesús la realiza en sábado, violando, según los fariseos, el precepto festivo. Buena la armó el recién curado cuando, ante tanta insistencia farisaica, les preguntó si no pretendían también ellos hacerse sus discípulos. No acabaron con él a bastonazos de milagro.

Así que, al final del relato, Jesús y el ciego son «expulsados» por los fariseos: el uno, por haber violado la ley; el otro, porque, a pesar de la curación, sigue siendo considerado pecador desde su nacimiento. La pregunta que el Señor Jesús dirige al que había sido ciego constituye el culmen narrativo de tan divertida historia: « ¿Crees tú en el Hijo del hombre?» (Jn 9, 35). Aquel hombre reconoce el signo realizado por Jesús y pasa de la luz de los ojos a la luz de la fe: «Creo, Señor» (Jn 9, 38). Conviene destacar cómo una persona sencilla y sincera, recorre de modo gradual un camino de fe: en un primer momento encuentra a Jesús como un «hombre» entre los demás; luego lo considera un «profeta»; y, al final, sus ojos se abren y lo proclama «Señor». En contraposición a la fe del ciego curado se encuentra el endurecimiento del corazón de los fariseos que no quieren aceptar el milagro, porque se niegan a aceptar a Jesús como el Mesías.


La multitud en cambio, se detiene a discutir sobre lo acontecido y permanece, no sé si distinta y distante, pero sí distante e indiferente, sin duda Dejémonos curar por Jesús, que puede y quiere darnos la luz de Dios. Confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, lo que la Biblia llama el «gran pecado» (cf. Sal 19, 14): el orgullo. ¡Ninguna definición mejor de los fariseos que la ceguera del corazón! . A la postre, no hay peor ciego que el que no quiere ver. El domingo del ciego de nacimiento, pues, presenta a Cristo como luz del mundo y luz del Día. El suyo es un Evangelio que nos interpela a cada uno de nosotros: « ¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma gozoso el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente presto a subir por su escondida y empinada senda. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él al único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz». San Agustín llegó a decir que en ese ciego está representado el género humano (Sermón 136 A 4).
Comentario de Pedro Langa
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martes, 21 de marzo de 2017

Conversación con el filósofo Gianni Vattimo en La Stampa

"Gracias al Papa estoy orgulloso de ser católico". "Critican al Papa porque está en lo correcto". 

Conversación con Gianni Vattimo, filósofo italiano de la posmodernidad y emblema del partido radical, que analiza la irrupción del Papa Francisco en una sociedad mundial fragmentada y en busca de sentido



Se confiesa cristiano. Un católico “bastante activo”. ¿Sus rezos? El breviario, sobre todo por las noches. Y las oraciones tradicionales, repetidas casi con nostalgia cada día. Con una religiosidad “de viejita”. Conceptos que podrían ser la normalidad, en cualquier fiel de a pie. Pero sorprenden por quién los pronunció: Gianni Vattimo. El conocido filósofo italiano, ícono del partido radical, padre del “pensamiento débil” y estudioso del existencialista alemán Nietzsche. En una entrevista, aseguró que Francisco “es una oportunidad” para que la Iglesia se deshaga de estructuras superficiales. Y advirtió que “si hablan mal del Papa”, es porque está en lo correcto. 

Nacido en 1936, igual que Jorge Mario Bergoglio, Vattimo acusa el peso de los años. De pelo cano, camina lentamente y con bastón. Pero el paso de los años no ha afectado su lucidez, ni la vena polémica de sus declaraciones. Casi irreverente. Siempre filoso, bromea con el final de sus días. Asegura estar escribiendo un nuevo libro, e imagina la posibilidad de dejarlo inconcluso. Porque “todo buen filósofo debe dejar algún texto inédito”. 

“Francisco es una gran ocasión para la Iglesia. Existen Papas que representan una oportunidad para la renovación y la transformación. Por ahí exagero, comprendo que el Papa es siempre el Papa, debo recordarme muy a menudo que un Papa no puede hacer todo, sólo algunas cosas. Pero estoy convencido que él tiene una buena intención y paradójicamente tienen razón aquellos que lo ven como una amenaza para la Iglesia porque es una amenaza para la Iglesia tradicionalista, es uno que –en el fondo- afronta los problemas”, dijo.  

Quien fuese parlamentario europeo, ganador de premios y doctorados “honoris causa” por universidades de varios países, dijo estar convencido que si desde diversos sectores “hablan mal del Papa” es porque él “es uno que recorta, que purifica un poco, que hace cosas no necesariamente placenteras”. 

Al mismo tiempo, como “un fiel periférico”, se mostró preocupado. Espera que el pontífice pueda ser tan equilibrado como para deshacerse de muchas cosas obsoletas de la Iglesia sin “arruinar” la experiencia de fe de los creyentes.  

“El Papa, en su esfuerzo de renovación y actualización, de poner la Iglesia al nivel de los pobres, afronta un problema de equilibrio, él debe actuar correctamente y lo que hace no debería escandalizar. Es un delicadísimo momento de transformación en la Iglesia”, señaló. 

En otros tiempos había dicho que era “ateo gracias a Dios”, pero ahora parece haber cambiado de opinión. Aunque no lo acepta, abiertamente. Quizás porque nunca dejó de considerarse católico, a su manera, pese a ser un férreo crítico de la Iglesia misma. O, quizás, porque está volviendo sobre sus pasos.  

“Yo mismo vivo un cristianismo muy de ‘viejita’, digo las oraciones tradicionales y a veces me pregunto si esto deriva de una cierta nostalgia por la Iglesia tradicional”, reconoció en la conversación. Y su entusiasmo por Francisco es ya una contradicción con su pasado de opositor a la autoridad del Papa como representante de Dios.  

Más adelante, explicó que ese ateísmo se deriva de su negación a creer en el “Dios de los filósofos”, el “Dios moral”, supremo garante del orden en el mundo capitalista. “¿A nosotros qué nos interesa de ese Dios capitalista?”, cuestionó. 

Abundó: “La Iglesia durante muchos siglos, especialmente en Europa, ha sido una especie de instrumento de conservación, pero actuando así terminó por conservar sus propios privilegios. Esto es algo que el Papa está dejando atrás. En este momento la tarea de los cristianos debería ser la de dejar ‘las cantidades’ de la Iglesia, por ejemplo su excesivo patrimonio. Ojo, no quiero decir que se deben vender los Museos Vaticanos, no exageremos. Pero quizás tener alguna cosa menos no hará ningún daño”. 

Así, Vattimo se mostró abierto a los matices. Para nada radical. Si bien insistió en su convencimiento de que la Iglesia se reduzca, en algunas de sus partes, jamás postuló su desaparición, ni mucho menos. Reconoció que sin el catolicismo, él jamás habría tomado contacto con el evangelio. Hasta se puso como ejemplo. 

“No puedo pensar que la Iglesia se reduzca más allá de cierto límite de presencia porque, de otra manera, ¿quién predicará el evangelio? ¿Quién hará conocer a Cristo? Pero las dos cosas se pueden conciliar. Además, y sobre todo, se puede proyectar un Jesús más conforme a la imagen que él quería dar de sí”, precisó. 

No sólo, además ofreció una interpretación teológica a esa reducción. Porque, afirmó, en la historia del cristianismo “el debilitamiento religioso tiene un carácter providencial”. Y se explicó: “Una religión fuerte a menudo ha acompañado el colonialismo, las potencias, la disciplina pública, las dictaduras. Que ahora exista un movimiento de reducción lo encuentro muy acertado y creo que entra en el plan de salvación divina”.  

Al mismo tiempo destacó la importancia del papado, como “potencia histórica” que representa a más de mil millones de fieles. Pero aclaró que, quien ocupa ese espacio, puede actuar como poderoso o como pobre y Francisco optó por actuar como pobre. Por eso lo consideró como el “primer debilista” del mundo. Exponente del pensamiento débil, como él lo concibe. 

“Los poderes fuertes están muy atentos, porque se han dado cuenta que (el Papa) tiene una cierta ‘vena comunista’. Eso lo salva (ríe). Prefieren adoptar la actitud de siempre cuando los Papas predican la pobreza: lo dejan decir mientras no les molesten demasiado. Pero el Papa Francisco está tirando la cuerda lo más posible, para actuar de una manera distinta. Estoy contento porque gracias a él me siento orgulloso de ser católico, cuando en otros momentos llegué incluso a avergonzarme de serlo”, afirmó. 

¿El proceso de renovación iniciado por Francisco durará en el tiempo? Al respecto contestó con realismo: “Sinceramente no lo sé. Desearía que no, pero me parecería bastante comprensible que en la Iglesia estén preparándose movimientos en sentido contrario. Aun así, ciertos pasos que él ha dado no se podrán echar para atrás. Consideramos siempre que el Papa no puede transformar la Iglesia al 100 por ciento, pero la puede transformar al 50 y sobre el resto podría verificarse un reflujo. Pero, en resumen, muchas cosas permanecerán”. 

Fuente: La Stampa

viernes, 17 de marzo de 2017

La samaritana: una mujer buscadora, como tú, como yo




En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber.» Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.» La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.» 



La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.» Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.» La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.» Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo.» En aquel pueblo muchos creyeron en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.»
Juan 4,5-42
Comentario 
La escena es cautivadora. Cansado del camino, Jesús se sienta junto al manantial de Jacob. Pronto llega una mujer a sacar agua. Pertenece a un pueblo semipagano, despreciado por los judíos. Con toda espontaneidad, Jesús inicia el diálogo. No sabe mirar a nadie con desprecio, sino con ternura grande. “Mujer, dame de beber”.
La mujer queda sorprendida. ¿Cómo se atreve a entrar en contacto con una samaritana? ¿cómo se rebaja a hablar con una mujer desconocida?. Las palabras de Jesús la sorprenderán todavía más: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría del agua de la vida”.
Son muchas las personas que, a lo largo de estos años, se han ido alejando de Dios, sin apenas advertir lo que realmente estaba ocurriendo en su interior. Hoy Dios les resulta un “ser extraño”. Todo lo que está relacionado con él, les parece vacío y sin sentido: un mundo infantil, cada vez más lejano.


La Samaritana de Marko Rupnik

Los entiendo. Sé lo que pueden sentir. También yo me he ido alejando poco a poco de aquel “Dios de mi infancia” que despertaba dentro de mí tantos miedos desazón y malestar. Probablemente, sin Jesús nunca me hubiera encontrado con un Dios que hoy es para mí un Misterio de bondad: una presencia amistosa y acogedora en quien puedo confiar siempre.
Nunca me ha atraído la tarea de verificar mi fe con pruebas científicas: creo que es un error tratar el misterio de Dios como si fuera un objeto de laboratorio. Tampoco los dogmas religiosos me han ayudado a encontrarme con Dios. Sencillamente me he dejado conducir por una confianza en Jesús que ha ido creciendo con los años.

Dialogo con la Samaritana, Abadía de Sant’Angelo in Formis, s. VI

No sabría decir exactamente cómo se sostiene hoy mi fe en medio de una crisis religiosa que me sacude también a mí como a todos. Solo diría que Jesús me ha traído a vivir la fe en Dios de manera sencilla desde el fondo de mi ser. Si yo escucho, Dios no se calla. Si yo me abro, él no se encierra. Si yo me confío, él me acoge. Si yo me entrego, él me sostiene. Si yo me hundo, él me levanta.
Creo que la experiencia primera y más importante es encontrarnos a gusto con Dios porque lo percibimos como una “presencia salvadora”. Cuando una persona sabe lo que es vivir a gusto con Dios porque, a pesar de nuestra mediocridad, nuestros errores y egoísmos, él nos acoge tal como somos, y nos impulsa a enfrentarnos a la vida con paz, difícilmente abandonará la fe. Muchas personas están hoy abandonando a Dios antes de haberlo conocido. Si conocieran la experiencia de Dios que Jesús contagia, lo buscarían.
José Antonio Pagola

lunes, 13 de marzo de 2017

La Transfiguración: II Domingo de Cuaresma



En el segundo Domingo de Cuaresma leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 17,1-9) que nos presenta el relato de la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor, camino de Jerusalén. Jesús, en un monte alto, se transfiguró delante de Pedro, Santiago y Juan. Y allí se les aparecieron Elías y Moisés. La transfiguración anticipa la gloria de Jesús en el camino a Jerusalén: el camino para la glorificación pasará por el sacrificio en la cruz. En el monte Tabor, Jesús aparece con Elías y Moisés conversando con Él. Jesús está en continuidad con ellos , pero los supera, llevando a plenitud la Ley los Profetas del Antiguo Testamento. En Él se dan cumplimiento todas las promesas del Antiguo Testamento. La revelación en el monte Tabor termina con una invitación: "Éste es mi Hijo, mi elegido. Escuchadle"


En la ciudad palestina de Ramallah en Cisjordania se encuentra una Iglesia dedicada a la Transfiguración del Señor, de los Greco-Ortodoxos. Es la Iglesia más antigüa de la ciudad. La ciudad de Ramallah es una de las ciudades más multiculturales y religiosas del territorio en donde los cristianos, desde tiempos muy antiguos han encontrado un lugar propicio para establecerse. La iglesia se inauguró en 1850. Se la llamó así porque no había ninguna iglesia en el Monte Tabor para celebrar la fiesta de la Transfiguración. Y así los cristianos venían aquí de los pueblos y ciudades para celebrar la ocasión.

 Los cristianos de Ramallah y los cambios en la ciudad
Los cristianos de Ramallah y los cambios de la ciudad

sábado, 11 de marzo de 2017

VIVA LA FE: MÚSICA CATÓLICA Y MÚSICA CON VALORES

VIVA LA FE es una página viva llena de MÚSICA CATÓLICA y MÚSICA CON VALORES, para compartir, seguir las últimas noticias, conocer mejor a vuestros intérpretes favoritos, conocer sus recomendaciones, ver los videoclips recién estrenados, las novedades discográficas, literarias, teatrales y cinematográficas,  web amigas, etc…



SON BY 4. El Trío Vocal más popular en todo el mundo de la música católica en 
el trailer de una de sus giras


La Voz del Desierto, grupo de música católica de la Diócesis de Alcalá de Henares (España), presenta el videoclip de su canción "Sólo quiero decir que te quiero"


MIGUELI. “UN AGUJERO CON MIL COLORES”, el último álbum del extraordinario cantautor español MIGUELI Marín 

Credo rap. Dawidhs

viernes, 10 de marzo de 2017

LA HISTORIA DE LA IGLESIA EN 10 MINUTOS



Un acercamiento a la historia de la Iglesia con sus luces y sus sombras junto con las matizaciones y aclaraciones necesarias. Sirva como aportación para conocer mejor a nuestra Iglesia católica y amarla como se ama a una madre, con todos sus defectos y virtudes, y saber defenderla. La Iglesia, ha dicho alguien, es sancta et meretrix, santa y pecadora. Está compuesta de personas humanas con sus deficiencias, pero, a pesar de las sombras del pasado, su luz sigue brillando y sigue iluminando las sendas del mundo. La Iglesia católica es la Iglesia fundada por Cristo, y Él prometió que nunca será destruida por las fuerzas del mal (Mt 16, 18).


Ha pasado muchos momentos difíciles, en los que parecía que iba a sucumbir ante el crecimiento de las herejías o ante el poder de los reyes o ante la creciente incredulidad de los fieles. Pero siempre ha salido a flote y siempre estará presente en el mundo para guiarlo por el camino de la paz y de la verdad.


La Iglesia, con sus luces y sombras, con sus santos y pecadores, es la Iglesia de Cristo. Tras un balance de veinte siglos de cristianismo, las luces prevalecen ampliamente sobre las tinieblas. Podemos analizar algunos temas polémicos, podemos decir que la Iglesia, como institución humana, a la que pertenecen 1.272 millones de personas, tiene y ha tenido en el pasado sus luces y sus sombras. No todo se puede justificar. No todo es santo en su historia de dos mil años. La Iglesia ha pedido perdón por ello. La Iglesia con todos sus errores y excesos del pasado, es una luz en la oscuridad y sigue siendo, con los miles de santos, mártires, misioneros, educadores..., una institución honorable y digna de respeto del mundo, que promueve la paz entre las naciones, el amor entre los pueblos y difunde a todos los hombres la luz de la verdad, que Jesucristo vino a traer a la tierra.


San Juan Pablo II, con motivo del Gran Jubileo del 2000, ya había exhortado a los cristianos a hacer penitencia por las infidelidades del pasado. Y recordó la necesidad de "una humilde sinceridad para no negar los pecados del pasado, y todavía no ceder a fáciles acusasiones en ausencia de pruebas reales o ignorando las diferentes pre-compresnsiones de entonces. Pidiendo perdón por el mal cometido en el pasado, debemos también recordar el bien que fue realizado con la ayuda de la gracia divina, portadora de frutos casi siempre excelentes".


domingo, 5 de marzo de 2017

Las tentaciones de Jesús en el desierto. Hna Glenda "En el Desierto"

 

«Jesús fue tentado por el diablo» (Mt 4,1-11) (Comentario bíblico de Casiano Floristán)

1. De sobra sabemos todos qué es la tentación: una incitación al pecado, es decir, a la ruptura con Dios, al divorcio de los hermanos y al repliegue egoísta sobre uno mismo. A menudo caemos en la tentación por la concupiscencia, que viene de dentro, y por la fuerza del poder del mal, que procede de fuera. En realidad, todo puede convertirse en tentación y todo puede resolverse en gracia. La tentación nos pone a prueba. No hay personaje en la Biblia que no haya sido zarandeado por las tentaciones. Supremo modelo es Jesús.

 2. Tentador por antonomasia es el Diablo o, dicho en un lenguaje más actual, lo diabólico. Dios no tienta a nadie, no es el enemigo; es el «galardonador». Ayuda y salva en la tentación. Así lo dijo Jesús: «No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal». El reino de Dios llega con el combate frente a lo demoníaco y con la presencia de la vida del Resucitado y de la resurrección.



3. Jesús fue tentado o probado por el diablo, por lo satánico, durante toda su vida. Sus enemigos lo pusieron a prueba, intentaron comprometerlo mediante preguntas capciosas, halagos indebidos, discusiones de escuela, falsas esperanzas mesiánicas, mentiras y amenazas de muerte. Para mostrar que Jesús fue tentado incluyeron los sinópticos el relato fantástico de las tentaciones. El tentador en persona y Jesús están frente a frente, sin intermediarios. Jesús sufre las tentaciones de usar mal el poder, de actuar mesiánicamente por su cuenta y de ambicionar los reinos de este mundo. Triunfó en la tentación.
4. Los cristianos somos tentados de modo semejante a Jesús. Asimismo, la Iglesia es tentada de «milagrerismo» o de magia, sin poner el centro de todo en la justicia; de «espiritualismo» desencarnado, sin atender a los cuerpos maltrechos de personas y pueblos; de «ambición política», usando la religión como poder, en provecho de lo institucional propio, o integrándose en los sistemas de este mundo. En una palabra, caemos en la tentación cuando nos idolatramos a nosotros mismos y no damos a Dios lo que es de Dios: su reino y su pueblo.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Cuaresma: "La Palabra es un don. El otro es un don"


La Iglesia católica se dispone a recorrer el tiempo litúrgico y espiritual de la Cuaresma, los cuarenta días de camino hacia la Pascua. La Cuaresma es siempre tiempo y don de Dios para la conversión, Hoy miércoles comienza la Cuaresma.
El Papa Francisco propone 15 sencillos actos de caridad que él ha mencionado como manifestaciones concretas del amor de Dios:

1. Sonreír, un cristiano siempre es alegre!
2. Dar las gracias (aunque no "debas" hacerlo).
3. Recordarle a los demás cuanto los amas.
4. Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.
5. Escuchar la historia del otro, sin prejuicios, con amor.
6. Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.
7. Levantarle los ánimos a alguien.
8. Celebrar las cualidades o éxitos de otro.
9. Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.
10. Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.
11. Corregir con amor, ni callar por miedo.
12. Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.
13. Limpiar lo que uso en casa.
14. Ayudar a los demás a superar obstáculos.
15. Llamar por teléfono a tus padres.




EL MEJOR AYUNO

• Ayuna de palabras hirientes y transmite palabras bondadosas

• Ayuna de descontentos y llénate de gratitud

• Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y de paciencia

• Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismo

• Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios

• Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida

• Ayuna de presiones y llénate de oración

• Ayuna de tristezas y amargura y llénate de alegría el corazón

• Ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los demás

• Ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación

• Ayuna de palabras y llénate de silencio y de escuchar a los otros

Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se llenará de:
PAZ, CONFIANZA, ALEGRÍA Y VIDA





CUARESMA: un tiempo para descubrir lo que Dios ha hecho en ti. 
La Cuaresma siempre nos invita a parar un poco nuestra vida y a tratar de ver qué tenemos por dentro y cómo funcionamos. Dios, en nuestra vida y con nuestra vida, ha hecho y hace cosas grandes. Algunos, a eso que Dios hace en nosotros, lo llaman "don" o "acción del Espíritu Santo". La cuestión es que este, la Cuaresma, es un tiempo especial y particular para tratar de descubrir esos dones que Dios nos da y nos concede.