La
Capilla Sixtina cumple 500 años.
El 31 de octubre de 1512, el Papa Julio II después de homenajear
al embajador de Parma con un gran banquete se trasladó con los invitados (incluidos 17
cardenales) hasta la Sixtina, la más importante de las tres
capillas pontificias del Vaticano y en la que Miguel Ángel
había trabajado intensamente durante cuatro años.
Los
visitantes se quedaron con la boca abierta cuando se descubrió la bóveda y
quedaron a la vista los 1.100 metros cuadrados de frescos que Miguel Ángel
había pintado tumbado sobre un andamio, a casi 20 metros de altura, entre 1508 y 1512. Era
la víspera de la festividad de Todos los Santos cuando la capilla Sixtina fue
inaugurada. Así que el Papa Julio II decidió celebrar ese momento histórico
oficiando una misa vespertina en ella. Mañana, Benedicto
XVI festejará los cinco siglosde esa excepcional obra de arte siguiendo los pasos de su
antecesor y oficiando el mismo día y a la misma hora en lo que lo hizo Julio II
cinco siglos atrás, a partir de las 18.00 horas,
una misa vespertina en la Capilla Sixtina.
Esta semana se ha
presentando al Papa el documental “ARTE Y FE. Via Pulchritudinis” - realizada
por la televisión polaca TBA, y bajo la Dirección de los Museos Vaticanos. Para
muchas personas que viajan a Roma, la visita de los Museos Vaticanos es el
contacto mayor y a veces único, con la Santa Sede, por lo que es ocasión
privilegiada para dar a conocer el mensaje cristiano, señaló el Papa.
«Se podría decir que el patrimonio artístico de la Ciudad del Vaticano
constituye algo así como una gran ‘parábola’, mediante la cual el Papa habla a
hombres y mujeres de todo el mundo, y, por lo tanto, de múltiples pertenencias
culturales y religiosas, personas que quizá nunca leerán un discurso suyo o una
homilía suya. El lenguaje del arte es un lenguaje parabólico, dotado de una especial
apertura universal: la ‘Vía Pulchritudinis’ es un camino capaz de guiar la
mente y el corazón hacia lo Eterno, elevándolos hasta las alturas de Dios».
«Arte y fe: un binomio que
acompaña a la Iglesia y la Santa Sede desde hace dos mil años, un binomio que
también debemos valorar cada vez más, en el compromiso de llevar a los hombres
y a las mujeres de nuestro tiempo el anuncio del Evangelio, del Dios que es
Belleza y Amor infinito». (Juan Pablo II)
El Muro de
las Lamentaciones (en hebreo, Hakótel Hama'araví, abreviado Kotel)
es uno de los lugares más sagrados del judaísmo, vestigio del Templo de
Jerusalén. Su nombre en hebreo significa simplemente "muro
occidental".
En el Muro de
los Lamentos se encuentran instaladas tres cámaras de video, que televisan todo
lo que allí acontece para todo el mundo, en vivo y en directo, y durante las 24
horas por gentileza de la Fundación Muro de los Lamentos.
Hace cincuenta años, el 11 de octubre de 1962, el Papa
Juan XXIII abría en la basílica de San Pedro el concilio ecuménico Vaticano II «Fue un día espléndido», recuerda
Benedicto XVI
Fue
un día espléndido aquel 11 de octubre de 1962, en el que, con el ingreso
solemne de más de dos mil padres conciliares en la basílica de San Pedro en
Roma, se inauguró el concilio Vaticano II. En 1931 Pío XI había dedicado este
día a la fiesta de la Divina Maternidad de María, para conmemorar que 1500 años
antes, en 431, el concilio de Éfeso había reconocido solemnemente a María ese
título, con el fin de expresar así la unión indisoluble de Dios y del hombre en
Cristo. (…)Fue un momento de extraordinaria expectación… el cristianismo, que
había construido y plasmado el mundo occidental, parecía perder cada vez más su
fuerza creativa.
Se hablaba de “aggiornamento”
(actualización). El cristianismo debe estar en el presente para poder forjar el
futuro. Para que pudiera volver a ser una fuerza que moldeara el futuro, Juan
XXIII había convocado el concilio sin indicarle problemas o programas
concretos.
Documentos del Concilio Vat.II
Un
tema fundamental era la eclesiología, que debía profundizarse desde el punto de
vista de la historia de la salvación, trinitario y sacramental; a este se
añadía la exigencia de completar la doctrina del primado del concilio Vaticano
I a través de una revalorización del ministerio episcopal. Un tema importante
para los episcopados del centro de Europa era la renovación litúrgica, que Pío
XII ya había comenzado a poner en marcha. Otro aspecto central, especialmente
para el episcopado alemán, era el ecumenismo: haber sufrido juntos la
persecución del nazismo había acercado mucho a los cristianos protestantes y a
los católicos; ahora, esto se debía comprender y llevar adelante también en el
ámbito de toda la Iglesia. A eso se añadía el ciclo temático Revelación –
Escritura – Tradición – Magisterio.
El
encuentro con los grandes temas de la época moderna se produjo en dos
documentos menores: El primero es la Declaración sobre la libertad religiosa,
Se trataba de la libertad de elegir y de practicar la religión, y de la
libertad de cambiarla, como derechos a las libertades fundamentales del hombre.
Misa de apertura del Concilio
Sello de Italia. 50 aniversario Concilio Vat.II
El
segundo documento que luego resultaría importante para el encuentro de la
Iglesia con la modernidad nació casi por casualidad, y creció en varios
estratos. Me refiero a la Declaración “Nostra aetate” sobre las
relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas: judaísmo, islam,
budismo, hinduismo. el diálogo y la colaboración con las religiones, cuyos
valores espirituales, morales y socioculturales debían ser reconocidos,
conservados y desarrollados.
K.Rahner y J.Ratzinger en el Concilio
Concilio Vaticano II
Sello del Concilio Vat.II. Juan XXIII
Sello del Concilio Vaticano II. Pablo VI
Los Padres conciliares no podían y no querían crear una Iglesia nueva, diversa. no
podían y no querían crear una fe distinta o una Iglesia nueva, sino comprenderlas
de modo más profundo y, por consiguiente, realmente “renovarlas”. Por eso una
hermenéutica de la ruptura es absurda, contraria al espíritu y a la voluntad de
los padres conciliares.
EL
Papa agradece al Cardenal Frings que le llevara a él – entonces el profesor más
joven de la Facultad teológica católica de la universidad de Bonn — como su
consultor a la gran asamblea de la Iglesia, permitiéndole frecuentar esa
escuela y recorrer desde dentro el camino del concilio.
Resumen del texto inédito de Su Santidad Benedicto XVI del Especial del Osservatore
Romano, el 11 de octubre, en el marco del 50ª aniversario del Concilio
Ecuménico Vaticano II, e inicio del Año de la Fe.