Benedicto XVI participó
de una celebración ecuménica en la plaza de la basílica San Pedro con la
presencia de 40.000 jóvenes cristianos -católicos, protestantes
y ortodoxos- llegados a Roma para el encuentro europeo de Taizé. Oraciones, cantos y momentos de silencio se alternaron
durante esta celebración, que se inscribe en el marco de estos encuentros que
comenzaron el viernes y continuarán hasta el miércoles.
Hacia el mediodía unos
jóvenes se reagruparon en la gran explanada del Circo Máximo en Roma, escogido
como punto de encuentro antes de la peregrinación en las iglesias de Roma y de
la vigilia de oración con el Papa.
"Reunirse con 40.000 jóvenes de toda Europa es
extraordinario, vine por eso, no para ver al Papa. De hecho, la mitad de mi
familia es protestante, la otra es católica, yo no sé realmente qué soy",
explicó Flora, de 26 años, oriunda de la región parisina.
"A veces con las misas tradicionales, es
complicado entender el interés, las ideas... Y por lo
tanto la oración con cantos como en Taizé, es simple, permite compartir la fe
de una manera más simple", confía Georg, un estudiante alemán de
23 años.
La oración y el silencio, la solidaridad y la paz, la
confrontación con el mundo contemporáneo, la duda, el ejemplo de los primeros
cristianos y el de los "mártires de la fe" de hoy, están en el centro
de esta "peregrinación de la confianza por la paz" -como Taizé llama
a sus encuentros anuales, el último se llevó a cabo en Berlín a fines de 2011.
Estos encuentros ya se
celebraron tres veces en Roma: en 1980, 1982 y 1987. En ocasión de un sínodo en octubre sobre la Nueva Evangelización, el
hermano Alois, prior de Taizé, había subrayado la importancia para los jóvenes
del testimonio de unidad de cristianos: "Se
sorprenden a veces de tener que sobrepasar todo tipo de muros culturales y
confesionales, no buscan la causa. Y encuentran en Cristo la fuente de una
unidad que no tiene fronteras. Este ecumenismo de la oración no alienta una
tolerancia fácil".
Estos encuentros fueron impulsados en 1978 por el
protestante suizo Roger Schutz (1915-2005), fundador de esta comunidad
ecuménica instalada en Taizé, Bourgogne (centro este de Francia), que cada año
recibe decenas de miles de jóvenes europeos.
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