lunes, 27 de julio de 2015

La multiplicación de los panes


La multiplicación de los panes y de los peces es el gesto más recordado por las primeras comunidades cristianas. Es el único episodio recogido en todos los evangelios. Jesús no solo alimentaba a la gente con la Buena Noticia de Dios, sino que le preocupaba también el hambre de sus hijos e hijas. 


¿Cómo alimentar en medio del campo a una muchedumbre numerosa? Solo un muchacho tiene cinco panes y un par de peces. ¿Qué es eso para tantos? Para Jesús es suficiente. Ese joven, sin nombre ni rostro, va hacer posible lo que parece imposible. Su disponibilidad para compartir todo lo que tiene es el camino para alimentar a aquellas gentes. Jesús hará lo demás. Toma en sus manos los panes del joven, da gracias a Dios y comienza a “repartirlos” entre todos.

Es la comida sencilla de la gente que vive junto al lago: pan de cebada y pescado ahumado. Una comida fraterna servida por Jesús a todos gracias al gesto generoso de un joven. Esta comida compartida era para los primeros cristianos un símbolo atractivo de la comunidad nacida de Jesús para construir una humanidad nueva y fraterna. Les evocaba, al mismo tiempo, la eucaristía.

Pero nunca olvidaron el gesto del joven. Si hay hambre en el mundo, no es por escasez de alimentos sino por falta de solidaridad. Hay pan para todos, falta generosidad para compartir.
Fuente: El gesto de un joven - J.A. Pagola

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