domingo, 15 de diciembre de 2013

El símbolo del árbol de Navidad como signo de la luz divina


El origen de esta tradición.  El árbol de Navidad llegó a la Plaza de San Pedro
Se trata de un abeto que procede de Baviera, Alemania. Es un regalo de la comunidad Waldmünchen. Mide 25 metros de altura y tiene un diámetro de 98 centímetros. Pasadas las fiestas, la madera del tronco se utilizará, como ya se hace desde algunos años, para hacer juguetes u objetos de uso cotidiano.

 
Junto al árbol, estará también el tradicional Belén. Este año será un nacimiento napolitano, continuador de la tradición de los belenes que se hicieron famosos en toda Europa a partir del siglo XVII.
El árbol de Navidad fue puesto por primera vez en la plaza de San Pedro por iniciativa de Juan Pablo II y ya se ha consolidado como una tradición. Asimismo, Benedicto XVI explicó que el árbol de Navidad es un símbolo de la devoción popular que habla al mundo de esperanza y de paz. El árbol de Navidad enriquece el valor simbólico del belén, que es un mensaje de fraternidad y de amistad; una invitación a la unidad y a la paz; una invitación a dejar sitio, en nuestra vida y en la sociedad, a Dios, que nos ofrece su amor omnipotente a través de la frágil figura de un Niño, porque quiere que respondamos libremente a su amor con nuestro amor”.
La costumbre del árbol de Navidad se remonta a los antiguos germanos, que creían que el mundo y los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios Odín”. En el solsticio de invierno le rendían un culto especial. La celebración consistía en adornar un árbol con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol.
Cuenta la tradición que fue san Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra, quien tomando el árbol que representaba al dios Odín, plantó en su lugar un pino, símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano. Las manzanas para representar las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas para representar a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador.

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