El origen de esta tradición. El árbol de Navidad llegó a la Plaza de San Pedro
Se trata de un abeto que
procede de Baviera, Alemania. Es un regalo de la comunidad Waldmünchen. Mide 25
metros de altura y tiene un diámetro de 98 centímetros. Pasadas las fiestas, la
madera del tronco se utilizará, como ya se hace desde algunos años, para hacer
juguetes u objetos de uso cotidiano.
Junto al
árbol, estará también el tradicional Belén. Este año será un nacimiento
napolitano, continuador
de la tradición de los belenes que se hicieron famosos en toda Europa a partir
del siglo XVII.
El árbol de
Navidad fue puesto por primera vez en la plaza de San Pedro por iniciativa de
Juan Pablo II y ya se ha consolidado como una tradición. Asimismo, Benedicto
XVI explicó que el árbol de Navidad es un símbolo de la devoción popular que
habla al mundo de esperanza y de paz. El árbol de Navidad enriquece el valor simbólico del belén, que es un mensaje de
fraternidad y de amistad; una invitación a la unidad y a la paz; una invitación
a dejar sitio, en nuestra vida y en la sociedad, a Dios, que nos ofrece su amor
omnipotente a través de la frágil figura de un Niño, porque quiere que
respondamos libremente a su amor con nuestro amor”.
La costumbre
del árbol de Navidad se remonta a los antiguos germanos, que creían que el
mundo y los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol
gigantesco llamado el “divino Idrasil” o el “dios Odín”. En el solsticio de
invierno le rendían un culto especial.
La
celebración consistía en adornar un árbol con antorchas que representaban a las
estrellas, la luna y el sol.
Cuenta la
tradición que fue san Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra, quien
tomando el árbol que representaba al dios Odín, plantó en su lugar un pino,
símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas, dándole un
simbolismo cristiano. Las manzanas para representar las tentaciones, el pecado
original y los pecados de los hombres; las velas para representar a Cristo, la
luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como
Salvador.
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