domingo, 3 de septiembre de 2017

Tóma tu cruz de cada día y sígueme


APRENDER A PERDER.  La necesidad de padecer – Casiano Floristan


Frase evangélica: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida?»
1. El episodio de Cesarea de Filipo es crucial en el relato evangélico de los sinópticos. En ese momento se produce un cambio en el ministerio de Jesús: de Galilea a Judea; de las muchedumbres a los discípulos; de los milagros al signo de la cruz; del anuncio evangelizador a la educación de la fe… Jesús no es el Mesías tal como lo entiende el pueblo, sino el Hijo del Hombre sufriente.




2. Los tres anuncios de la Pasión fueron redactados después de morir y resucitar Jesús. Son reflexiones teológicas. Los anuncios de dicha Pasión en el evangelio de Mateo (16,21; 17,22-23; 20,17-19) son tres momentos cruciales que ponen de manifiesto la incomprensión de los discípulos, que no entienden la misión de Jesús, al no querer incluir el sufrimiento junto a la gloria, y la muerte junto a la resurrección.
 
3. El relato del evangelio de hoy consta de tres elementos:
a) El anuncio de la Pasión: Jesús tiene conciencia de que el sufrimiento forma parte del plan salvador.
b) La reacción de Pedro y el reproche de Jesús, ya que el primer discípulo rechaza la opción mesiánica del plan de Dios. Dicho de otro modo, la tentación (de Jesús, de los discípulos y de la Iglesia) es rechazar al «servidor de Dios».
c) Las palabras de Jesús a los discípulos, que describen sucintamente el discipulado como seguimiento: negarse a sí mismo (renuncia propia a favor de los otros), cargar con la cruz (soportar las consecuencias de tal decisión) y seguir a Jesús (adhesión total).
 

 Aprender a perder - José Antonio Pagola


La lógica que dirige en estos momentos la marcha del mundo es irracional. Los pueblos y los individuos estamos cayendo poco a poco en la esclavitud del “tener siempre más”. Todo es poco para sentirnos satisfechos. Para vivir bien, necesitamos siempre más productividad, más consumo, más bienestar material, más poder sobre los demás.
 
Buscamos insaciablemente bienestar, pero ¿no nos estamos deshumanizando siempre un poco más? Queremos “progresar” cada vez más, pero, ¿qué progreso es este que nos lleva a abandonar a millones de seres humano en la miseria, el hambre y la desnutrición? ¿Cuántos años podremos disfrutar de nuestro bienestar, cerrando nuestras fronteras a los hambrientos?
 
Si los países privilegiados solo buscamos “salvar” nuestro nivel de bienestar, si no queremos perder nuestro potencial económico, jamás daremos pasos hacia una solidaridad a nivel mundial. Pero no nos engañemos. El mundo será cada vez más inseguro y más inhabitable para todos, también para nosotros. Para salvar la vida humana en el mundo, hemos de aprender a perder.
FUENTE: Fe cansada

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