Decenas de miles de fieles peregrinan al Santuario de Fátima para celebrar el 97 aniversario de la aparición de la Virgen. Los actos de este año estarán presididos por el patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, quien ha apuntado que su reflexión de hoy servirá para "presentar a Nuestra Señora las súplicas de sus hijos del Medio Oriente y las de sus hijos de todo el mundo y de manera especial, le pediré por las necesidades de los cristianos y de todos los habitantes de su patria: la Tierra Santa".
El culto a Fátima tiene su origen entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, período durante el que tres niños portugueses -Lucía, Jacinta y Francisco- fueron testigos de varias apariciones de la Virgen.
Los tres menores, que eran pastores de un rebaño, explicaron que la Virgen les hizo varias revelaciones en esos encuentros, que conforman la profecía de Fátima, dividida en tres partes.
La primera vaticinaba la muerte prematura de Jacinta y Francisco (que eran hermanos y primos de Lucía) y la segunda se refería al final de la I Guerra Mundial y al estallido de la II y predecía la conversión de Rusia y el fin del comunismo.
La tercera fue desvelada en el año 2000 y, según el Vaticano, se refería al atentado que sufrió Juan Pablo II en 1981 y a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia.
En ésta última se predecía el asesinato de un "obispo vestido de blanco" mientras atravesaba una gran ciudad, en lo que la Iglesia considera una profecía del atentado sufrido por Juan Pablo II en 1981, tiroteado por el terrorista turco Ali Agca. Juan Pablo II estaba totalamente convencido de que la Virgen de Fátima le salvó la vida y a la que tenía una gran sentimiento de gratitud. Por eso, en 1982, "un año después, en el aniversario del atentado, el Papa viajó a Fátima para dar la gracias por haberle salvado la vida y para ofrecerle aquella bala que debía haberle llevado a la muerte". La bala está engarzada en la corona de la imagen que preside el Santurio en la gran explanada.
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