En aquel tiempo, proclamaba Juan: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»
“Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Marcos escribe el evangelio 20 años d.C. Había círculos judíos que seguían a Juan el Bautista más que a Jesús. El Bautista recalca que ni es digno de desatarle las sandalias”.
“Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» Está claro que el rito del agua, como cualquier otro rito puede mostrar un arrepentimiento social. Pero nos debe quedar claro que ningún rito produce mecánicamente la unión con Dios”.
“Llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán”. La presentación en público de Jesús no puede ser más impresionante. No viene de Judea, ciudad de donde tendría que venir. Procede del pueblo. Se incorpora a la protesta del Bautista. Israel grita por un cambio y Jesús se incorpora desde un principio a ese cambio. Algunos se escandalizaron de que el Papa Francisco, cuando se presentó a la plaza pública, se arrodillara ante el pueblo y pidiera una oración.
“Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”. No es el hijo de David Es uno que salido de la masa, con su vida, sus gestos, sus palabras y su hechos sembrará el mundo de la mirada y sentimientos de Dios, su Padre.
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