Todo ocurre
en la «sinagoga», el
lugar donde se enseña oficialmente la Ley, tal como es interpretada por los
maestros autorizados. Sucede en «sábado»,
el día en que los judíos observantes se reúnen para escuchar el comentario de
sus dirigentes. Es en este marco donde Jesús comienza por vez primera a «enseñar».
Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado
siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina,
porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un
espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús
Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte,
salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con
autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la
comarca entera de Galilea.
Mc 1, 21-28
Mc 1, 21-28
Nada se
dice del contenido de sus palabras sino del
impacto que debió producir su intervención. Jesús provoca asombro y admiración. La
gente capta en él algo especial que no encuentra en sus maestros religiosos:
Jesús «no enseña como los escribas,
sino con autoridad». De forma inesperada, un poseído interrumpe a
gritos su enseñanza. No la puede soportar. Está aterrorizado: «¿Has venido a acabar con nosotros?»
Aquel hombre se sentía bien al escuchar la enseñanza de los escribas. ¿Por qué
se siente ahora amenazado? Jesús no viene a destruir a nadie. Precisamente su
«autoridad» está en dar vida a las personas, humanizar y liberar.
En el Video, el padre Gabriele Amorth, sacerdote y exorcista en la diócesis de Roma, explica a H2onews qué es un exorcismo:“El exorcismo es una oración oficial hecha en nombre de la Iglesia, por tanto, un sacramental. Y sirve para liberar a las personas de la posesión diabólica o de males causados por el demonio”.El padre Amorth recuerda que Cristo mismo también fue exorcista y que hablando de él Juan Pablo II dijo explícitamente que ésta había sido una de sus principales actividades.“Vemos cómo efectivamente en diversas ocasiones explusó al demonio y la gente se maravilla de ese poder suyo y de que los demonios le obedeciesen”. Su enseñanza humaniza y libera de esclavitudes. Sus palabras invitan a confiar en Dios. Su mensaje es la mejor noticia que puede escuchar aquel hombre atormentado interiormente.
El teólogo español, Casiano Floristan hacía el siguiente comentario sobre "la liberación de lo demoniaco":
Casiano Floristán.
1. Es muy frecuente
en las sociedades primitivas la creencia popular en los demonios: ciertas
enfermedades psíquicas son consideradas obra del diablo. De ahí que se recurra
a toda clase de exorcismos. No creen en el diablo los que son víctimas de lo
demoníaco. Hoy se discute sobre la importancia de Satán en la vida humana.
2. A pesar de que los
evangelios relatan escenas de una lucha de Jesús contra «espíritus inmundos»,
el NT nunca califica a Jesús de «exorcista» ni de «mago». La acción
antidemoníaca de Jesús consiste en someter a «lo diabólico» para establecer el
reino. El denominado «enemigo» es un misterioso poder opresor que actúa en
contra del hombre, al que aliena, y en contra de Dios, al que pretende
arrebatar su fuerza. Recordemos que el mal demoníaco, superior a la culpa
humana, es inferior a la fuerza de Dios o a la actividad de Jesús.
3. La lucha antidiabólica
es una parte de la praxis liberadora, ya que la injusticia es provocada por el
príncipe de los demonios y sus secuaces. Acciones demoníacas son hoy, por
ejemplo, las guerras por el control del poder, el pésimo reparto de los bienes
de este mundo, el comercio de armas mortíferas, la violación sistemática de los
derechos humanos, etc. En definitiva, el mundo amenazado por lo diabólico es
liberado cuando cambia de señor; entonces se instaura el reino.
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